La crisis en Canadá por el fentanilo ha llegado a tal extremo que las autoridades han puesto en marcha una campaña que contempla el reparto de kits con naloxona —una droga que revierte al instante las sobredosis de opioides— para que todos los canadienses ayuden a evitar más muertes.
Ciudad de México, 5 de diciembre (SinEmbargo).– La sacudida que significa la amenaza de un arancel del 25 por ciento a todas las exportaciones de los socios del T-MEC, lanzada por el Presidente electo Donald Trump, enfrentó a Canadá con su realidad: el consumo y sobre todo la producción de drogas químicas se ha disparado durante la presidencia de Justin Trudeau.
En los últimos ocho años, alrededor de 50 mil canadienses han muerto por sobredosis. Y las drogas no llegan masivamente del exterior: se producen dentro, en megalaboratorios que han proliferado. Las propias autoridades canadienses han reconocido que hay una sobreproducción en el país para cubrir la demanda interna, lo que ha llevado a los cárteles canadienses a exportar esta droga a Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda e incluso Japón.
Este jueves la prensa canadiense expone cómo las autoridades locales de este país necesitarán más recursos federales para cerrar los florecientes superlaboratorios de fentanilo del oeste de Canadá, sobre todo después de que Trump señalara la epidemia de opioides sintéticos del país como una de las causas para llevar a cabo su amenaza arancelaría.
"Casi todas las asociaciones policiales de Canadá sufren una falta de recursos en este momento, y ciertamente no somos una excepción", dijo al National Post la inspectora Angela Kemp de los Equipos de Respuesta de Aplicación de la Ley de Alberta una fuerza conjunta que lucha contra el crimen organizado, que agrupa a la Policía Montada y a las fuerzas policiales locales.
Kemp participó en el desmantelamiento de uno de esos superlaboratorios en octubre en Valleyview, en la provincia de Alberta, donde los oficiales incautaron siete kilogramos de fentanilo procesado y miles de litros de presuntos precursores químicos. Solo un kilogramo de fentanilo puede producir hasta 500 mil dosis del mortal opioide sintético, expone el Post.
No se trata del único laboratorio que ha sido desmantelado.
En las últimas semanas se tiene el registro de otros dos que fueron hallados en la provincia de la Columbia Británica, en donde se encuentra la ciudad de Vancouver, la cual es considera como la capital del fentanilo y por lo mismo la zona cero de la pandemia de sobredosis que tiene sacudida a Canadá. A inicio de noviembre se dio a conocer, por ejemplo, el desplazamiento de uno en Falkland, que se cree que es el superlaboratorio de fentanilo más grande y sofisticado del país.
La tasa de sobredosis fatales de Columbia Británica es más del doble de la tasa general de Canadá. En ese sentido, The Economist publicó el pasado 27 de junio cómo las sobredosis son ahora la principal causa de muerte de los habitantes de Columbia Británica de 10 a 59 años, y se cobran más vidas al año que los asesinatos, los suicidios, los accidentes y las enfermedades naturales juntos.
La crisis ha llegado a tal extremo que desde las calles del centro hasta los campus universitarios, las autoridades han puesto en marcha una campaña que contempla el reparto de kits con naloxona —una droga que revierte al instante las sobredosis de opioides— y programas de formación para todos los canadienses, desde trabajadores de la construcción hasta bibliotecarios, publica The Globe and Mail. “El objetivo es que la naloxona pase a formar parte de la vida cotidiana, algo que la gente guarde en el botiquín de sus casas y en el bolso o la mochila cuando salga”.
Y añade la publicación: “La mayoría de los bomberos, los equipos de ambulancias y las fuerzas policiales la llevan. La Policía Provincial de Ontario dice que sus agentes han usado naloxona más de 700 veces desde 2019. Las farmacias de Columbia Británica han estado distribuyendo naloxona gratis desde 2017. Desde entonces, las autoridades sanitarias provinciales han distribuido más de 2.5 millones de kits. A medida que la droga se propaga y la crisis de los opioides continúa, muchos consumidores de drogas se han convertido en médicos callejeros informales, que llevan naloxona en sus cinturones o en el manubrio de la bicicleta”.
Un mercado interno e ilegal al alza
The National Post destaca este jueves cómo los laboratorios altamente sofisticados y de gran volumen como el de Valleyview están abasteciendo una porción creciente del mercado interno de Canadá para fentanilo y otras drogas callejeras sintéticas, como MDMA y metanfetamina cristalina.
“Estados Unidos ha interceptado algunas drogas que se contrabandean desde Canadá, y Trump dijo recientemente que impondría aranceles punitivos a las importaciones de Canadá y México cuando asuma el cargo en enero si los países no endurecen sus fronteras en lo que respecta al tráfico de drogas y los inmigrantes ilegales. La Presidenta de México (Claudia Sheinbaum Pardo) también acusó a Canadá de permitir que el fentanilo se propague fácilmente, aludiendo a la experimentación con políticas de despenalización de drogas en Columbia Británica que fueron facilitadas por el gobierno federal” de Trudeau, refiere este medio.
De hecho, el Ministro de Seguridad Pública Federal, Dominic LeBlanc, dijo el lunes que estaba considerando desplegar drones y helicópteros para interceptar drogas en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. En tanto, la Primera Ministra de Alberta, Danielle Smith, ha propuesto establecer una unidad especial de detención de fentanilo dentro de la rama del sheriff de esta provincia.
La rama de Columbia Británica de la Policía Montada, reseña el Post, informó de una escasez de personal de unos 700 oficiales en abril. La misma corporación en Alberta también informó que en septiembre había 124 puestos vacantes de oficiales.
Calvin Chrustie, un veterano retirado de la esta agencia, quien ahora trabaja como consultor, dijo a The National Post que los grupos transnacionales ven cada vez más a Canadá como un lugar de “bajo riesgo y alta rentabilidad” para fabricar fentanilo y otras drogas sintéticas. “Estamos viendo un aumento en la productividad porque se sienten seguros operando aquí”, dijo Chrustie al National Post.
En efecto, “la producción interna de drogas sintéticas en Canadá aumentó en 2019, cuando China impuso restricciones a las exportaciones de fentanilo procesado, y despegó aún más cuando los confinamientos por la COVID interrumpieron el flujo transfronterizo de mercancías a principios de la década de 2020”, dice el medio.
De hecho, en agosto pasado, la CBC News, la mayor emisora de noticias de Canadá, obtuvo a través de una solicitud de información una nota informativa preparada para el Viceministro de Salud de Canadá, la cual describe los cambios que las agencias policiales han observado en el mercado ilegal de la droga. La perspectiva de un exceso de fentanilo en Canadá se planteó en la nota informativa presentada al Viceministro de Salud de Canadá. Y en ella se lee: "Se cree ampliamente que el exceso de producto se está exportando a mercados internacionales lucrativos".
La Coalición Internacional Contra las Economías Ilícitas (ICAIE) reportó este año cómo las redes criminales de todo Canadá, desde América Latina hasta Asia y Oriente Medio, están considerando cada vez más al país como un centro de tráfico y comercio ilícitos. En algunos casos, Canadá ni siquiera es el destino final de los cargamentos que contrabandean a través de sus fronteras. Algunos de los productos de los cárteles y las tríadas transitan por Canadá en ruta a otros países como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Japón.
El Post expone que los laboratorios de fentanilo a gran escala surgieron por primera vez en Columbia Británica, debido a su proximidad a la región de Asia y el Pacífico, pero desde entonces se han extendido hacia el este hasta Alberta y Ontario. Refiere que se cree que China sigue siendo la fuente principal de los precursores químicos procesados en estas instalaciones.
En ese sentido, una investigación de la canadiense Global News reveló en noviembre de 2018 que los investigadores canadienses creen que el tráfico de fentanilo gira en torno a los Big Circle Boys, una poderosa red criminal dirigida desde China continental. “Lo que los hace tan fuertes, según las fuentes, es su capacidad para corromper a los funcionarios chinos, lo que les permite controlar fábricas químicas en el sur de China y hacer llegar el fentanilo a través de las aduanas chinas y a Occidente”.